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Mostrando entradas de octubre, 2014

Así

Te quiero. Sin pensarlo, sin medida, sin cordura.  A todas horas, cuando te enojas, incluso cuando no estás.  Te quiero. Sin preguntas, sin lógica, sin cuidado.  Te quiero.  Tan simple como escribirlo, tan complicado como nosotros.
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Títulos.

Le ponemos títulos y nombres a las personas, así como a las cosas, pues necesitamos llamarlas de algún modo; "amigo", "mejor amigo", "compañero", "hermano", "novio", "padre", y pocas veces le damos importancia al peso de esas palabras, bautizamos a lo loco a la gente que nos rodea, y les dejamos entrar a nuestra vida bajo ese título que quién sabe sea correcto o no.  Hoy entendí, que si quitamos e sos títulos, sólo queda la gente. Hay personas que amamos y nos aman, que llegan y se van, que se quedan o abandonan, que son fugaces o duraderas, pero tal vez esa sea la belleza de la vida, aprender a que somos seres en movimiento, y que hay gente con la que podremos compartir más que con otras, que hay caminos que se caminan solos, y que debemos aprender a dejar ir a las personas pues cada quien tiene su propio rumbo, y no pretender que por haberles dado un título, éste les obligue a quedarse.

Amores.

A mis cortos 18 años he tenido tres amores: El  primero fue complicadísimo, de esos amores que están destinados al fracaso (estaba muy niña. Si, más)  pero el fracaso aparece cuatro años después tras una serie de infortunios que te enseñan que es mejor rendirse a tiempo. Viví de todo en esa relación, muchas primeras veces y otros tantos “no lo vuelvo a hacer” que evidentemente no fueron cumplidos; pero ¡ah! qué bonito es el primer amor. Todo se presenta tan nuevo y tan intenso que te sientes en las nubes hasta que llega la caída y el madrazo duele tanto que preferirías la muerte antes que la terrible desdicha de sufrir tal agonía, luego aprendes que de amor no se muere y continuas con tu vida. El segundo fue muy divertido, iba en la secundaria él un desmadre… y yo también. Ese amor fue más dinámico que romántico y por supuesto nada tormentoso (bueno, lo normal). Un amor de esos frescos que llegan en el momento adecuado y se van sin que lo notes. Amores/amistades que todos deberíamos t